domingo, 6 de diciembre de 2009

Amén

Desazonado al saber de buena tinta que se acerca el momento en que le descolgarán para siempre de su sitio en la pared*, justo encima de la pizarra verde, desde donde ha impuesto durante incontables años cómodamente su doctrina, el Mesías, con un suspiro de alivio, piensa: ¡mientras no me corten el minarete!

*La Comisión de Educación del Congreso aprobó una proposición no de ley, solicitando que el Gobierno traslade al ordenamiento jurídico interno las disposiciones de una reciente sentencia del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo que da la razón a un padre italiano que reclamaba la retirada de los crucifijos en un colegio público. La sentencia estima que “el crucifijo en la escuela pública supone una violación de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones y de la libertad de religión de los alumnos”. Esta sentencia ha venido a recordar que, en España, el mandato de aconfesionalidad de la Constitución de 1978 sigue sin ser cumplido. Los crucifijos siguen también presentes en las ceremonias oficiales como las tomas de posesión de los altos cargos.
Zapatero, asustado por el posible efecto negativo de la controversia, ha optado por rectificar la posición de su partido y quitarse el “marrón” de encima arguyendo que “en estos momentos tenemos problemas más importantes”.

1 comentario:

garcía morato dijo...

Que quiten la publicidad de tio pepe de la puerta del sol!, que quiten los nombres de las calles!, que quiten el toro de osborne!!! que quiten el pórtico de la alegría y la capilla sixtina!, que quiten la alhambra!, La mezquita de córdoba! que quiten cualquier tipo de símbolo existente en el planeta porque si no nuestras frágiles mentes se verán abducidas y dejaremos de pensar por nosotros mismos... Por favor... que la gente no es tan moldeable.