sábado, 24 de mayo de 2008

PPerro si muerde a PPerro

¿Y si Aznar, requerido por los lastimeros aullidos de su antigua jauría de dogos de presa desterrados y con el beneplácito de sus batidores mediáticos, decidiera en un arrebato PPatriótico resucitar, soltarse la melena y señalarse asimismo con el dedo índice como única alternativa a Rajoy en el próximo congreso a cara de perro del PP?.
Solo con pensarlo empiezo a babear y se me pone la plumilla erecta en el tintero. Apostaría que a otros compañeros viñetistas también.

Ilustración: Gallego & Rey en El Mundo

jueves, 22 de mayo de 2008

El otro día en “La Contra” de la La Vanguardia, Víctor-M. Amela entrevistaba a Raj Patel, un analista del sistema alimentario mundial; graduado en Oxford; investigador de Yale, Berkeley y Kwazulu-Natal. Para mi, fue todo un descubrimiento.
La reproduzco a continuación.

Raj Patel, analista del sistema alimentario mundial
"Cada manzana lleva siete tratamientos químicos"
VÍCTOR-M. AMELA - 21/05/2008
Tengo 35 años. Nací en Londres, vivo en San Francisco. Graduado en Oxford, London School of Economics y Cornell. Soy investigador en Yale, Berkeley y Kwazulu-Natal. Casado, sin hijos todavía. ¿Política? No te sientas culpable: ¡enfurécete con los poderes! ¿Dios? No creo
¿Dónde están los obesos y dónde los famélicos?
Coexisten: mil millones de obesos y mil millones de famélicos. ¡Esto es nuevo!
¿El qué?
Antes, los obesos eran ricos y los flacos eran pobres. Ahora hay obesidad en países pobres y miseria en países productores masivos de alimento. ¡Me enfurezco!
¿Por qué?
Funciona una lógica perjudicial para todos, excepto para cuatro corporaciones que controlan más de la mitad del alimento del mundo: Unilever, Nestlé, Cargill, ADM…

¿A qué lógica se refiere?
La de concebir el alimento como mercancía. ¡Esto depaupera nuestra salud y destruye sociedades estables durante milenios!

Algún ejemplo.
Si comparo en España el 10% de los ingresos más bajos con el 10% de los más altos, encuentro más obesos en la franja más pobre.

¡Ya todos comemos!
¡Pero comida basura! Aceptamos ver la comida como carburante, no como dimensión fundamental de la vida... ¡Pobre vida, esa!

Para muchos, ¡comer es ya un milagro!

Pero es que nadie debería pasar hambre, pues el planeta puede alimentarnos a todos: bastaría con fomentar producciones locales adaptadas a las necesidades locales.

Y no es ese el modelo actual, ¿no?

Ahora se produce masivamente un alimento en una zona, para ser exportado y así enriquecer a una corporación..., mientras la población local se queda a dos velas.

Se llama capitalismo global, creo.

¿Y podemos seguir así sin perjudicar a toda la humanidad? La riqueza de la Tierra es detraída por unos pocos a costa de todos.

¿Cómo se lo montan esos pocos?

Al agricultor le compran barato, el alimento lo procesan industrialmente, lo exportan, le suben el precio..., ¡y a forrarse cuatro!

¿Qué procesos industriales son esos? Abonos sintéticos. Insecticidas sintéticos. Fungicidas sintéticos. Pesticidas sintéticos. Plaguicidas sintéticos. Tratamientos químicos para que la fruta madure de golpe y poder recogerla a la vez, minimizando costes. Tratamientos químicos para lustrar frutas y que tengan aspecto rutilante… Sin hablar de la ingeniería genética para crear variedades ¡en función de su buen aspecto y de su resistencia a transportes largos!

¿Y el sabor, qué?

Ah, eso no importa nada de nada. Sabor y valor nutricional se sacrifican. El "producto", que entre por la vista y viaje bien.

¡Y lo compramos encantados!

Está demostrado que nos atrae la simetría, la perfección estética, ciertos colores... A eso se aplica la industria agroalimentaria, supermercados incluidos: luces, música, olores, colores, pasillos, estanterías, alturas... Diseñado todo para gozar comprando.

Y es verdad que los supermercados son fantásticos, nos facilitan la intendencia.

Muy bien, pero recuerda esto: te venden productos, ¡pero no alimentos! Recuerda esto: cada manzana que compras ahí ¡lleva siete tipos de tratamientos químicos!

¿Y cómo comprar bien y bueno?

¡Mercados locales! Busca mercados en los que puedas tratar con personas que te garanticen el origen de cada alimento. Lo ideal sería cultivar tu propio alimento, claro, pero... Como eso es difícil, lo mejor son los cultivos locales, y acostumbrarte a comer en función de las estaciones del año.

¿Hasta qué límite de población podría alimentar este planeta?

Depende de qué tipo de dieta hablásemos... Eso sí, ¡no hay mundo para que todos comiésemos como están comiendo hoy los norteamericanos! Y afortunadamente, añado...

¿Por qué?

Porque están comiendo demasiada cantidad e insana calidad: azúcares, grasas... El 20% de la población ¡come en el coche! y cualquier cosa. Hay allí tantos niños obesos, que esta generación ¡vivirá un promedio de cinco años menos que la de sus padres!

Pero la culpa de esa obesidad infantil ¿no es justamente de los padres?

Un momento: por cada euro en promoción de alimentos saludables se invierten ¡500 euros! en promoción de comida basura. Y todo conduce hacia una vida insana: la vida laboral, el entorno... ¡Es dificilísimo vencer eso! ¿Y encima te hacen sentir culpable? No, no te sientas culpable: ¡siéntete furioso!

Si usted mandase en el mundo, ¿qué tres medidas tomaría para ayudarnos?

Uno: reduciría por ley la jornada laboral. Dos: aumentaría por ley el salario mínimo. Y tres: organizaría un debate democrático mundial sobre alimentación. ¡Es algo que jamás se ha hecho! ¿Por qué? Y es básico. Yo abogo por la agroecología, por conectarnos de un modo más íntimo a la comida.

¿Qué cifras mueve la industria alimentaria actualmente?

¡Billones de dólares! Y sólo la división de dietas para adelgazar mueve ¡59.000 millones de dólares anuales! O sea, que primero te cobran para engordarte, y luego te cobran por adelgazarte... Negocio redondo.

¿Un último consejo?

Enseña a tus hijos de dónde viene cada cosa que comen. Por ejemplo, que las patatas no vienen de una bolsa, sino de debajo de la tierra: id al campo, y que lo vean.


Ilustración: "El Roto" en El País

sábado, 17 de mayo de 2008

Pie de foto: Andrés Rábago (El Roto), Julio Rey, Antonio Mingote, Ellos, José Gallego y Máximo San Juan (Máximo). Foto: Casa Real

En Ribadesella, una mañana de sol paseando por el muelle de la ría me cruce con el suegro del Príncipe de Asturias; casualmente el tipo iba seguido, a prudente distancia, por dos trajeados “muebles roperos” con pinganillo, que evidentemente no eran escoltas puesto que reiteradamente y de forma oficial se asegura que la familia Ortiz-Rocasolano no disfruta de ese privilegio. Estaré yo confundido y donde vi servicio a cargo del erario publico solo había dos encorbatados testigos de Jehová en labor evangelizadora. El caso es que a mi me pareció (puedo volver a confundirme) que papá Ortiz caminaba encantado de haberse conocido, mirando de un lado a otro continuamente (típico gesto de “famoso” denominado “si, soy yo” que prodigaba mucho Umbral) para ver cuantos le reconocíamos y alabábamos su campechanía. Como diría mi amigo Carlos Boyero “un tipo grimoso”.
Telma , otra de sus hijas, no tiene la misma codicia de “famoseo” que su progenitor y ha intentado poner fin judicialmente al súbito asedio al que se ve sometida desde que su hermana trocara la profesión de periodista por la de princesa consorte. En El País de este sábado 17 de mayo, en sus paginas de opinión, podemos leer: “...Sorprende, en cualquier caso, que nadie haya advertido a Telma Ortiz de que el camino emprendido era el peor. Pero no sólo como estrategia para hacer frente a las intromisiones, sino también, y sobre todo, como fórmula jurídica para hacer valer su deseo de anonimato. En realidad, Telma Ortiz reclamaba que un juzgado de Toledo estableciera en torno a su persona una barrera preventiva contra 50 medios de comunicación. Alguien tendría que haberle recordado que eso recuerda demasiado a la censura y que, justamente la proyección pública que ostenta, aun a su pesar, le obligaría a no adentrarse por tan equívocos terrenos”. No deja de ser paradójico que antes de comenzar la vista se dejara entrar a los “gráficos” que ansiaban la morbosa instantánea; eran tantos que tuvieron que hacerlo por tandas.
La Asociación de la Prensa ha sido sensible a las razones de Telma y ha reconocido su derecho a la intimidad. Bien. Pero ¿y esos otros “personajes públicos” que también se hallan sentido acosados por las hordas de la carroña? ¿no merecen también ellos por parte de la APM el mismo amparo que la hermana de la “perla de la corona”?.
Podría seguir extendiéndome pero prefiero, si hay alguien a quien le interesa, abrir el debate. Mucho mejor, sugeriros que en lugar de tragarse los programas de la telebasura intentéis haceros con La Dolce Vita de Federico Fellini y si hay quien no sepa de donde viene el termino “paparazzi” lo descubra.
Por cierto La Dolce Vita es una película de 1960 que no se estreno en España hasta 1980 porque estuvo prohibida por la censura franquista.

P.S. En el almuerzo que compartimos con los Príncipes el pasado 10 de abril, salió el tema Jueves; a ellos como se puede suponer no les gusto la portada, pero según nos trasmitió Letizia, en la Casa del Príncipe “no se conocía la intención del Fiscal General del Estado de secuestrar la revista y es lo que mas les ha preocupado puesto que son conscientes de sus enormes repercusiones negativas”; reconoce la Princesa consorte que “hay un antes y un después” que se escapa a sus controles, con el ruego de que se lo comentáramos a todo aquel que pudiera interesarle porque según ella “la gente les señalo inmediatamente como los culpables” y asegura que “en este tema carecen de cajas de resonancia donde defenderse”.
Os lo cuento como fue, vosotros juzgáis.
Al margen de esto, luego reflexionando sobre lo que había visto y oído me surgen algunas interrogantes: la unión de un príncipe y una corista ¿funciona solo en el cine y con la Monroe?... ¿es posible cruzar una jirafa con una ardilla?.

lunes, 5 de mayo de 2008

francoTIRAdores (boceto para una viñeta muda)

Ha pasado la época en la que los humoristas gráficos, desde su excéntrica atalaya, hacían “chistes” en los periódicos; ahora dicen que somos autores de “autenticas editoriales”. Es cierto que aquellos que nos dedicamos a dibujar a diario en un periódico, hemos dejado de ser románticos aventureros, corsarios de papel embarcados en la gesta diaria de burlar a la censura - afortunadamente aquellos tiempos en los que se corría el riesgo de dar con tus huesos en una mazmorra, condenado por un tribunal militar solo por ser el autor de una caricatura, ya son remotos. Los secuestros de publicaciones en este país, son nefastas equivocaciones aisladas, ejecutadas por mediocres funcionarios con ganas de relumbrar, a costa de ser mas “papistas” que el Papa - ahora las viñetas se han profesionalizado, se han integrado en la estructura de los periódicos, ya no “adornan” los artículos cuando no hay foto: opinan gráficamente. Nos pagan por pensar, nos pagan por dibujar, nos pagan por opinar dibujando. Y es una extraordinaria responsabilidad que nos exige compromiso, como Chesterton dijo: “no hay nada que exija tanta precisión matemática como una caricatura”. La viñeta ha pasado de ser “la grapa de ABC” a tener voz propia. Pero ¿tiene voto?.
¿Cuál es la influencia mediática real de una viñeta?, ¿realmente fue Paul Conrad, quien acabó con Ronald Reagan a viñetazos de Pulitzer desde el Los Ángeles Times?. Es cierto que en el lector tenemos a nuestro mas entusiasta cómplice, que en numerosas ocasiones, dicen, que dibujamos “aquello que ellos también piensan” y “con su mismo lenguaje”. Pero en un momento, este, en donde el poder político, económico y mediático componen un “mar de los sargazos” cómplice hambriento de beneficios, el papel del lector se reduce al de un mero parámetro de los vectores en la gráfica de la O. J. D. y la influencia de las viñetas, por tanto, escasamente testimonial. Siempre que un periódico realiza un gran despliegue por el impacto de una noticia y cuando la tirada y las posibles cifras de venta lo requieren, es costumbre destacar las firmas de los articulistas y columnistas que desmenuzan y diseccionan la noticia; ¿por qué nunca se nos incluye en ese índice de primera pagina, a pesar de que las viñetas sean “lo primero que siempre leo”?. Ciertamente, en alguna ocasión singular, se han destacado en portada, no esperamos que aquí cunda el ejemplo de Le Monde, en Francia , que lleva en su portada tradicionalmente una viñeta como único elemento gráfico, pero ¿ por qué los anunciantes “serios” no insertan sus “publis” ni muertos en una revista de humor gráfico?, ¿ será por eso que solamente sobrevive una, El Jueves ?.
Tampoco nos gustaría que fuera de otra forma, ¿seriamos como los gorriones, secularmente famélicos pero libres, si celebrásemos que “ya es primavera” jugando al golf con el dueño de unos grandísimos almacenes o al padel con el Presidente del Gobierno una vez por semana, como lo hace mas de un columnista de lo destacados siempre en primera, escriba lo que escriba?.
¿ Que es lo que diferencia a una viñeta de un editorial?. Estrictamente que el poder político solo lee las viñetas si su ombligo sale bien y el poder económico simplemente ni las ojea; por el contrario un editorial llega a ser el ventrílocuo que define las líneas maestras de la actuación política, siendo los políticos en muchos casos sus marionetas de vocación y no seria la primera vez que desde las paginas nobles de opinión, el periódico actúa como “correveidile” de los mercaderes.
A ojos de los que ordenan, la letra impresa de un editorial es a el dibujo de una viñeta, lo que la Costa de los pinos de Son Servera, la zona más selecta de la isla de Mallorca, es a La Manga del Mar Menor. Se pongan como se pongan los lectores.
Julio Rey

Caixa Forum Madrid
23 de abril de 2008
La noticia es el dilema... (y viceversa). Nuevos y viejos desafíos del periodista:
Humor al pie de la letra. Viñetas, la (son)risa del periódico

Coordinador del ciclo: Jesús García Calero, redactor jefe de la sección de Cultura y Espectáculos de
ABC
Colaboradores: Participan El Roto (humorista de El País), Martinmorales (humorista de ABC) y Gallego & Rey (humoristas de El Mundo)


Ilustración: "Bang", Colectivo de la historieta. 1977