domingo, 29 de marzo de 2009

Cerdos hucha

Pie: "No os preocupéis, El Sistema Capitalista renacerá de vuestras cenizas".
...Se trata de evitar la palabra "intervención" a toda costa para que los nostálgicos no lo asocien con Banesto y para que el impositor no monte en cólera en forma de retirada de ahorros. Por ello, a la intervención se le ha puesto el nombre de "fusión con Unicaja" y a "usar dinero público para tapar el agujero en CCM" prefiere llamársele "anticipos del Banco de España al Fondo de Garantía de Depósitos". Quizá Pedro Solbes y Miguel Ángel Fernández Ordóñez piensen que sumir el proceso en la nebulosa sea más indoloro, que el ciudadano, cuanto más ignorante, mejor...
...Y la realidad en este caso es que el bono de CCM está calificado como "basura" por Moody's, una de las agencias de rating más importantes; que la morosidad declarada de la entidad roza el 5% sin contar con los activos tóxicos que ha vendido a una sociedad de su propiedad llamada Midamarta, y que muchos de los consejeros se han beneficiado de préstamos en buenas condiciones para sus negocios. Que su pésima gestión ha degenerado en una situación financiera insostenible y que el Banco de España y el Gobierno han tenido que convencer a Unicaja para que CCM no se convierta en un Lehman Brothers con trazas de Sancho Panza.
Y todo ello se hará previo pago de su importe, aunque no se le llame 'intervención'. Más que nada porque si se le llamara de esta forma, lo primero que tendría que hacer el Banco de España es apartar del cargo a los responsables del desaguisado, Juan Pedro Hernández Moltó a la cabeza, y poner a otros administradores. Pero eso quizá implique un encontronazo con la realidad demasiado traumático para que un político pueda llamarlo por su nombre.
Francisco Pascual en El Mundo.es

Ilustración: El Roto en El País

domingo, 15 de marzo de 2009

Cambalache
(Tango)

Que el mundo fue y será
una porquería, ya lo sé.
En el quinientos seis
y en el dos mil, también.
Que siempre ha habido chorros,
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos,
barones y dublés.
Pero que el siglo veinte
es un despliegue
de maldá insolente,
ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos en un merengue
y en el mismo lodo
todos manoseados.
Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor,
ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador...
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
Lo mismo un burro
que un gran profesor.
No hay aplazaos ni escalafón,
los ignorantes nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
da lo mismo que sea cura,
colchonero, Rey de Bastos,
caradura o polizón.
¡Qué falta de respeto,
qué atropello a la razón!
Cualquiera es un señor,
cualquiera es un ladrón...
Mezclao con Stravisky
va Don Bosco y La Mignon,
Don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín...
Igual que en la vidriera
irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remache
ves llorar la Biblia
junto a un calefón.
Siglo veinte, cambalache
problemático y febril...
El que no llora no mama
y el que no afana es un gil.
¡Dale, nomás...!
¡Dale, que va...!
¡Que allá en el Horno
nos vamo’a encontrar...!
No pienses más; sentate a un lao,
que ha nadie importa si naciste honrao...
Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que cura, o está fuera de la ley...
Enrique Santos Discépolo (1935)
Ilustración: Gallego & Rey. El Mundo, 13.03.2009

domingo, 1 de marzo de 2009

En los remolinos del río Guadalquivir, los jirones de esperanza después de un mes se desgarran poco a poco en espiral. Día tras día, miles de anhelos se movilizan hasta que las sombras del anochecer tiñen de negro las riveras, con la urgencia de encontrar el cadáver adolescente de Marta y el cenicero que utilizó su asesino para apagarle a golpes la vida.
Todos somos Marta.
Los remordimientos de otro asesino intentaron quitarse la vida desde el puente de Albarellos que sortea el río Avia en Ourense, el mismo sitio desde donde había arrojado el cadáver de su víctima. Quince días antes había cincelado a golpes el destino de María Socorro. María había llegado a Ourense desde Brasil, enamorada de unas falsas promesas de amor alentadas en Internet; los ahogos la llevaron hasta una esquina y allí la encontró su verdugo. Desapareció de Ourense el 11 de febrero. Se la busco infructuosamente durante un tiempo, hasta que en algún despacho, alguien resolvió que “ya no merecía la pena”. El azar encontró su cuerpo atrapado por el fango a unos cuantos kilómetros del lugar donde había indicado su asesino.
Ninguno fuimos la prostituta “Marí Brasil”.