
Hoy diecinueve años después, los adoquines de la gran plaza, tatuados con sangre, siguen añorando la libertad. En China, Según Amnistía Internacional, se ejecutan mas de mil penas de muerte al año; el tiro en la nuca esta siendo sustituido, como método de ejecución, por la inyección letal, los órganos de los condenados se sospecha que son utilizados después para rentables trasplantes; los disidentes son condenados a trabajos forzados; sigue implantada la férrea censura comunista, en sus buscadores de internet no es posible encontrar la palabra libertad o derechos humanos; mendigos, prostitutas, drogadictos, la “basura” que ensucia las engalanadas calles olímpicas, son encerrados en centros de reeducación, auténticos campos de concentración en los que siguen marcando con hierro al rojo el libro de Mao.
El COI, la UE y los EU miran hacia otro lado, la empresa española Mango intensifica su presencia en China con veintidós tiendas nuevas, todos nosotros preferimos ignorar que manos esclavas fabrican los productos “todo a cien” y mientras tanto la televisión oficial china retransmitía el encendido de la llama olímpica con un “falso directo” que le permitía silenciar la protesta de unos activistas con banderas en las que los aros olímpicos estaban sustituidos por grilletes, y que si podíamos ver el resto del mundo.
1988. El gobierno de Myanmar asesina a mas de 3000 personas que protestan en las calles exigiendo libertad. Este 8 de agosto de 2008 no solo será el aniversario de esa matanza, será el día en que se inauguran los XXIX Juegos Olímpicos de la era moderna.
Ilustración: Gallego & Rey en El Mundo