domingo, 20 de diciembre de 2009

El GPS de Lorca

Las uñas de acero de los bulldozers han dejado de arañar las taraceas en el aire de los poemas de Federico García Lorca. En Alfacar solo han encontrado las volutas, estancadas en el tiempo, del humo de los disparos vomitados por los cañones de los fusiles fascistas asesinos. Solo eso
En el barranco de la memoria, esta noche helada, solo la tierra del fondo de los hoyos, despertada por los dedos mecánicos, ha contemplado la luna, y el sol madrugador, al templar las nubes de diciembre, arroja sombras reptantes, como culebras, sobre las fosas abiertas, sorprendidas y vacías. Con legañas.
Podrían dejarlas abiertas, receptivas. Se aprovecharían las escavadoras para volcar sobre su vientre de barro todo lo violento, lo miserable, lo falaz, lo hipócrita, lo vulgar... Lo que nos sobra. Que lo engullieran y así tendrían la posibilidad de ser útiles, de cobrar sentido, realizarse como fosas asépticas. Cumbres vacías contra el cambio climático, yes we can contaminar; España y Francia llevando a el sátrapa marroquí, mano sobre mano, “a la sillita de la reina”; el seis y “la Cuatro”: la cara remendada del retrato de Berlusconi; La Aguirre soldando, con vendas tejidas con los hilos de crispación de sus calcetines, las costillas fracturadas de su lacayo; los mocos de la nariz “nueva” de Belén Esteban pulverizando audiencias... Y luego, cuando las fosas estuvieran llenas, aprovechadas, sellarlas con hormigón, esperar que fragüe y después cincelar encima, como una plegaria contra lo que daña, una rima del poeta.
Entonces, habremos situado el lugar exacto en el que descansan los restos éticos del poeta y la luna podrá por fin señalarlo en los GPS, bordándolo con un mojón de plata.


Ilustración: Gallego & Rey en Semana

domingo, 6 de diciembre de 2009

Amén

Desazonado al saber de buena tinta que se acerca el momento en que le descolgarán para siempre de su sitio en la pared*, justo encima de la pizarra verde, desde donde ha impuesto durante incontables años cómodamente su doctrina, el Mesías, con un suspiro de alivio, piensa: ¡mientras no me corten el minarete!

*La Comisión de Educación del Congreso aprobó una proposición no de ley, solicitando que el Gobierno traslade al ordenamiento jurídico interno las disposiciones de una reciente sentencia del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo que da la razón a un padre italiano que reclamaba la retirada de los crucifijos en un colegio público. La sentencia estima que “el crucifijo en la escuela pública supone una violación de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones y de la libertad de religión de los alumnos”. Esta sentencia ha venido a recordar que, en España, el mandato de aconfesionalidad de la Constitución de 1978 sigue sin ser cumplido. Los crucifijos siguen también presentes en las ceremonias oficiales como las tomas de posesión de los altos cargos.
Zapatero, asustado por el posible efecto negativo de la controversia, ha optado por rectificar la posición de su partido y quitarse el “marrón” de encima arguyendo que “en estos momentos tenemos problemas más importantes”.